Quienes nos quedamos en casa, y trabajamos en ella con nuestros niños, sabemos de sobra que desde que nuestros bebés abren los ojos nos espera un largo, larguísimo, día. Y para las madres que trabajan en oficina, la labor continúa al llegar a casa y al despertarse.
Como cualquier persona, nosotras necesitamos un respiro, una actividad que nos relaje de semejante responsabilidad, y ese único respiro suele llegar por la noche.
Robándole horas al sueño, nos dedicamos a escribir, a leer las noticias, a ponernos al día sobre la realidad, a conversar con alguna amiga, estar con nuestro chico... Por fin tener una vida propia, lo que no quiere decir que no amemos nuestra vida de madre.
La noche llega, y es la ilusión para nosotras. Por fin diseñaremos, escribiremos, leeremos, jugaremos, revisaremos nuestro correo en PAZ.
Pero... antes debemos hacer dormir al bebé:
Él toma la teta... y es tan rico su olor, es tan suave su piel, es tan fantástico su revoloteo. Nuestro cuerpo se amolda al pequeño, el pequeño se amolda a nosotras. Estira el pie y se destapa. Nosotras lo cubrimos (¡qué manera de destaparse!). Todo ocurre como una lenta película, nuestro párpado va cayendo uno por uno hasta que ¡¡nos quedamos dormidas!!
Al día siguiente nos puede la culpa, y ya nos hemos retrasado con nuestros deberes o sencillamente nos quedamos con esa leve frustración de no haber hecho algo importante.
Yo no soy una experta dando tips de nada, pero aquí les dejo unos "consejos" para evitar caer en la tentación de "quedarse sopa" con su bebé.
1. Acueste al bebé (0-24 meses). Dé la teta en una posición cómoda. Recuerde el estribillo: "Tengo que trabajar y solo lo haré dormir" unas diez veces. Rece por que esto suceda. Si usted es atea o agnóstica, pida a su madre que rece por usted, diez veces también.
2. Acueste al niño. Si le pide que le lea un cuento, procure que este no sea muy aburrido. Evitar Caperucita, Tres cerditos, Cenicienta, Sirenita. Además de que las versiones son pesadas, el lobo feroz y la bruja mala no los dejan dormir, por lo que además de no despertarse, usted pasará mala noche.
3. Si practica el colecho (duerme con su bebé o niño), deje la lámpara encendida. Esta pequeña molestia hará que usted se despierte, aunque sea para lavarse los dientes o quitarse el sostén.
4. Si logra despertarse pero se siente una zombi y la cama (con su bebé) la llama. Resista. Tome urgentemente un café. Si el café la noquea (o sea la hace dormir), rece.
5. Si una vez despierta, su bebé gruñe, haga uso de su marido. Ponga el brazo del individuo encima del pequeño. A veces los niños se despiertan al no sentir la compañía. Si el bebé duerme en la cuna, ponga almohadas, pero siempre previniendo: no deben estar cerca de su cara.
6. Si el niño se levanta, camina y va a su encuentro (todo despeinado, sin zapatos y llamándola), no se resista y vaya a dormir. ¡Ah!, en este caso extremo no se olvide de rezar, puede llorar un poco también... no está sola.
Si estos tips no les sirven, al menos espero que les hagan reír. Si no, les dejo a Maitena:
Como cualquier persona, nosotras necesitamos un respiro, una actividad que nos relaje de semejante responsabilidad, y ese único respiro suele llegar por la noche.
Robándole horas al sueño, nos dedicamos a escribir, a leer las noticias, a ponernos al día sobre la realidad, a conversar con alguna amiga, estar con nuestro chico... Por fin tener una vida propia, lo que no quiere decir que no amemos nuestra vida de madre.
La noche llega, y es la ilusión para nosotras. Por fin diseñaremos, escribiremos, leeremos, jugaremos, revisaremos nuestro correo en PAZ.
Pero... antes debemos hacer dormir al bebé:
Él toma la teta... y es tan rico su olor, es tan suave su piel, es tan fantástico su revoloteo. Nuestro cuerpo se amolda al pequeño, el pequeño se amolda a nosotras. Estira el pie y se destapa. Nosotras lo cubrimos (¡qué manera de destaparse!). Todo ocurre como una lenta película, nuestro párpado va cayendo uno por uno hasta que ¡¡nos quedamos dormidas!!
Al día siguiente nos puede la culpa, y ya nos hemos retrasado con nuestros deberes o sencillamente nos quedamos con esa leve frustración de no haber hecho algo importante.
Yo no soy una experta dando tips de nada, pero aquí les dejo unos "consejos" para evitar caer en la tentación de "quedarse sopa" con su bebé.
1. Acueste al bebé (0-24 meses). Dé la teta en una posición cómoda. Recuerde el estribillo: "Tengo que trabajar y solo lo haré dormir" unas diez veces. Rece por que esto suceda. Si usted es atea o agnóstica, pida a su madre que rece por usted, diez veces también.
2. Acueste al niño. Si le pide que le lea un cuento, procure que este no sea muy aburrido. Evitar Caperucita, Tres cerditos, Cenicienta, Sirenita. Además de que las versiones son pesadas, el lobo feroz y la bruja mala no los dejan dormir, por lo que además de no despertarse, usted pasará mala noche.
3. Si practica el colecho (duerme con su bebé o niño), deje la lámpara encendida. Esta pequeña molestia hará que usted se despierte, aunque sea para lavarse los dientes o quitarse el sostén.
4. Si logra despertarse pero se siente una zombi y la cama (con su bebé) la llama. Resista. Tome urgentemente un café. Si el café la noquea (o sea la hace dormir), rece.
5. Si una vez despierta, su bebé gruñe, haga uso de su marido. Ponga el brazo del individuo encima del pequeño. A veces los niños se despiertan al no sentir la compañía. Si el bebé duerme en la cuna, ponga almohadas, pero siempre previniendo: no deben estar cerca de su cara.
6. Si el niño se levanta, camina y va a su encuentro (todo despeinado, sin zapatos y llamándola), no se resista y vaya a dormir. ¡Ah!, en este caso extremo no se olvide de rezar, puede llorar un poco también... no está sola.
Si estos tips no les sirven, al menos espero que les hagan reír. Si no, les dejo a Maitena:
Comentarios
Publicar un comentario