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Chuño estimulador

Siempre me ha encantado el tacto de las menestras, y me gusta, como a Amelie, hundir mis manos en los sacos de frejolitos o lentejas (mis abuelos vendían víveres y menestras en un mercadillo hasta cuando yo cumplí 5 años).

Esa experiencia sensorial he querido transmitirla a la nena. 
Ya antes habíamos probado los tres jugar con chuño, pero la vivencia fue un poco desastrosa. Nuestra casa era muy pequeñita y de pronto había chuño hasta en las ventanas.
Ahora, con un departamento un poquito más grande, podemos jugar un poco más a gusto.

Bueno, a lo que voy. Para estimular con chuño, solo necesitamos tres cosas: media bolsa de chuño, una tina y una manta para evitar que la habitación se llene de polvillo. Y una cara de ilusión así:




El chuño (que es una harina de papa helada) la cogí de la marca Negrita, ya que no lo venden suelto...



Como la nena ya es mayor, hemos procurado jugar con cuidado para conservar el chuño y reusarlo en una próxima vez.

Ella ha metido las manos, primero, y apretado el chuño tratando de hacer una bolita o varias. Hemos  dibujado letras y figuras. Después con los pies hemos hecho círculos.







Esta actividad es ideal para bebés de 18 meses a más. Si les preocupa que se pueda comer, creo que no habría problema, pues el chuño se usa para la mazamorra, pero normalmente no se ponen el chuño a la boca porque están muy concentrados en el tacto.

Pueden realizar esta estimulación en un día sosegado, que tengan tiempo porque si se descuidan un poco pueden terminar con la escoba, como he terminado yo con la nena descalza por toda la habitación echando polvillos mágicos...

Quizá es inevitable empolvarnos y ser feliz a la vez. 
Gajes del oficio le dicen...



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