Como les conté hace unos días, estuve en una exposición de libros pop up en el Museo Art Noveau Casa Lis, Salamanca. Este museo español es muy conocido por sus muñecas de porcelana antiguas y autómatas, además de los dos estilos que predominaron: las muñecas francesas y las alemanas, de estas últimas aún podemos ver los "kewpie", que se parecen un poco a Sonny Angel o Lapin&me, de quienes ya hablé en este post.
A pesar de que me gustan mucho los juguetes, la exposición "Libros vivos" me impactó porque los libros pop up me parecen un invento genial de nuestro tiempo.
La muestra se anunciaba como la mayor selección de libros móviles y desplegables, perteneciente a los coleccionistas palestinos Ana María Ortega Palacios y Álvaro Gutiérrez Baños y hacía un recuento de los primeros ingenieros del papel (Ramón Lull, Joan Irvine, Julian Wehr, Vojtech Kubasta, Luis Giraud, James Riddel, Zsolt hasta Robert Sabuda), cómo estas técnicas tuvieron una Edad de Oro a finales del siglo XIX y cómo editoriales como Dean & Son, a mediados del siglo XX, publicó hasta 50 libros con esta ingeniería.
La muestra fue impactante, incluso en el tema de la traducción: la famosa ratona Minnie antes era traducida al español como Mini o cómo en 1895 el cuento "La cenicienta" también se llamaba "La zapatilla enana". Los libros pop up antes eran llamados "libros juguete", "libros sorpresa". Estos ingenieros recrearon la literatura de siempre combinando la ilustración con carruseles, solapas, túneles y lengüetas, técnicas que perduran hasta hoy en editoriales como Combel y Edelvives.
Por temas de propiedad intelectual, lamento mucho no poder adjuntar ninguna foto de la muestra; sin embargo, les dejo los links autorizados de la revista Babar, que hizo un gran y preciso recuento, un enlace de la Gaceta de Salamanca con video, así como la página de los coleccionistas, en la que ellos mismos relatan históricamente cada pieza que poseen.
A pesar de la belleza de estos libros en la actualidad, yo me quedo con la reflexión de la revista Babar: "La única pega que podemos poner a estos avances técnicos y creativos es que la fabricación de los libros se ha externalizado a países que no suelen ofrecer muchas garantías en cuanto a condiciones laborales".
Por eso les recomiendo mucho revisar el trabajo independiente de Aliza Yanes, quien a través de Mundo paralelo hace tarjetas pop up con imágenes del Mago de Oz, El principito, etc. A nosotras nos encanta su trabajo.
![]() |
Kewpie (crédito: Casa Lis) |
A pesar de que me gustan mucho los juguetes, la exposición "Libros vivos" me impactó porque los libros pop up me parecen un invento genial de nuestro tiempo.
![]() |
Lothar Meggendorfe. "Le grand cirque international". 1887. Crédito: Museo Casa Lis. |
La muestra se anunciaba como la mayor selección de libros móviles y desplegables, perteneciente a los coleccionistas palestinos Ana María Ortega Palacios y Álvaro Gutiérrez Baños y hacía un recuento de los primeros ingenieros del papel (Ramón Lull, Joan Irvine, Julian Wehr, Vojtech Kubasta, Luis Giraud, James Riddel, Zsolt hasta Robert Sabuda), cómo estas técnicas tuvieron una Edad de Oro a finales del siglo XIX y cómo editoriales como Dean & Son, a mediados del siglo XX, publicó hasta 50 libros con esta ingeniería.
La muestra fue impactante, incluso en el tema de la traducción: la famosa ratona Minnie antes era traducida al español como Mini o cómo en 1895 el cuento "La cenicienta" también se llamaba "La zapatilla enana". Los libros pop up antes eran llamados "libros juguete", "libros sorpresa". Estos ingenieros recrearon la literatura de siempre combinando la ilustración con carruseles, solapas, túneles y lengüetas, técnicas que perduran hasta hoy en editoriales como Combel y Edelvives.
![]() |
Pequeño teatro de Rebecca. Edelvives. |
Por temas de propiedad intelectual, lamento mucho no poder adjuntar ninguna foto de la muestra; sin embargo, les dejo los links autorizados de la revista Babar, que hizo un gran y preciso recuento, un enlace de la Gaceta de Salamanca con video, así como la página de los coleccionistas, en la que ellos mismos relatan históricamente cada pieza que poseen.
A pesar de la belleza de estos libros en la actualidad, yo me quedo con la reflexión de la revista Babar: "La única pega que podemos poner a estos avances técnicos y creativos es que la fabricación de los libros se ha externalizado a países que no suelen ofrecer muchas garantías en cuanto a condiciones laborales".
Por eso les recomiendo mucho revisar el trabajo independiente de Aliza Yanes, quien a través de Mundo paralelo hace tarjetas pop up con imágenes del Mago de Oz, El principito, etc. A nosotras nos encanta su trabajo.
![]() |
Mundo paralelo |
Comentarios
Publicar un comentario