Habíamos decidido aprovechar ese precioso sol de invierno que alegra estos limeños paisajes grises. Antes no podíamos dejar de ir al pediatra para que nos diagnostique infección de la garganta por segunda vez en el mismo mes. Y digo que nos diagnostique porque la enfermedad de un niño pequeño (en concreto de 3 años) la sufren también sus padres. Es imposible que no te duela un poco el pecho con el tosido persistente de la noche sin dormir. Nos desperezamos lo que un sábado por la mañana lo permite (mucho sueño mucha sábana) y salimos. Luego de la consulta médica y compra de remedios, nos dispusimos tomar un buen desayuno en Scarletti (renombrado por nosotros como Chancletti). En el camino un jugo de fresas nos jugó una mala pasada, como también nos iban jugando una mala pasada todos los objetos y deseos de la niña: juguetes, zapatos, parque de juegos, jugo de fresas, que la llevemos en brazos, que le quitemos la chaqueta. Breves jaloneos, convencimientos, promesas, amonestaci...
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